miércoles, 16 de febrero de 2011

Cities and Citizenship



Actualmente existe a nivel mundial una problemática con respecto a las migraciones en las que hay una mezcla de culturas y crisis de identidad a la que se enfrentan gracias a la globalización. En este sentido, es necesario nuevamente definir los conceptos de “nacionalidad” y “ciudadanía” para que den cuenta de la realidad a la que nos enfrentamos.
Sobre todo, porque se reconoce que hay derechos disponibles para los individuos sin importar sus nacionalidades de origen, se trata de la vaga idea de que partir a otro país representa la pérdida de sus derechos, cuando quizá sólo se trate de la desinformación acerca de ellos, pues a pesar de vivir en un territorio extranjero de forma irregular eso no significa que pierden sus derechos como seres humanos, aunque quizá se enfrenten a la “desigualdad social”, es decir, tienen que vivir cierto proceso para adquirir su ciudadanía y ejercer otro tipo de derechos más formales, por ejemplo, el ir a votar.
Es por eso, que en esta lectura el autor argumenta que dar un tratamiento diferente produce la desigualdad, por lo que es necesario que la ciudadanía se defina “sobre la base de los derechos a un trato diferente con igualdad de oportunidades”, es decir, en las democracias emergentes podría verse no como una característica inherente de los individuos sino como producto de una relación social, es decir, no ver a los migrantes irregulares únicamente como contribuyentes a la esfera económica sino proporcionarles cierto estándar para contribuir políticamente en la esfera pública.
Finalmente, es preciso que los migrantes cuenten con la información con la que defiendan sus derechos y sobre todo, que exista un trabajo de cooperación entre ambos países, tanto los que reciben a gran cantidad de migrantes se planteen nuevas posturas acerca de este fenómeno así como los países expulsores estén obligados a brindarles las oportunidades para que sus habitantes no tengan que marcharse.

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