miércoles, 18 de mayo de 2011

Ciudad de Dios


Este texto muestra la realidad y la reflexión acerca de las favelas, como un espacio de absoluta exclusión, convirtiéndose en 1980 uno de los lugares más peligrosos en Río de Janeiro, además muestra cómo es resultado de la construcción de procesos de orden económico a través del cual la sociedad moderna produce grandes cantidades de desechos humanos.
La historia comienza con la descripción de tres periodos básicos para comprender el desarrollo de la delincuencia y el narcotráfico, siendo el principal escenario un lugar olvidado, que cuenta con pocos servicios públicos y con exigencias de necesidades básicas.
Sin embargo, la lectura ahonda en esta percepción que se tiene sobre la violencia en las favelas y al mismo tiempo realiza una fuerte crítica a la democracia y al funcionamiento de la policía. Además, abre un espacio y cita a muchos autores, describe la percepción que teóricamente se tiene sobre estos temas.
Mientras tanto, la película resulta un argumento crudo pero realista. El hecho de ver cómo la lucha por el mercado de la droga lleva al derramamiento de sangre, así como la pérdida de los derechos humanos más elementales, en búsqueda del dinero y del gran negocio que representa, nos coloca en una reflexión acerca de cuáles son las alternativas que tenemos para salir de éste agujero.
Además resulta alarmante las relaciones y los valores que se fomentan en la sociedad desde que los niños son pequeños, sobre todo, porque desafortunadamente el contexto en el que nacieron y se desarrollan es producto de las desigualdades que hay en la sociedad.
Es un tema que genera controversias pues en México existen sitios (especialmente en zonas fronterizas) donde la migración, el desempleo, la falta de escuelas y en general, de oportunidades, ha creado expectativas falsas entre los adolescentes acerca de una ruta fácil como lo es la venta de narcóticos. Después de todo, las perspectivas de una vida diferente difícilmente se les ha presentado en un ambiente con esas descripciones.
Pareciera ser que nos hemos dedicado a hacer oídos sordos y que situaciones como lo que narra la trama están muy alejadas de nosotros, y sólo se presentan fuera de la ciudad. No obstante, es cierto que México presenta altos índices que jóvenes etiquetados como ninis y algunos casos difundidos por la prensa amarilla donde hay niños de trece años que por tres mil dólares pueden asesinar, me parece que son argumentos esenciales para no entrar en una lucha incesante en contra del crimen organizado, pues la solución no se encuentra en el asesinato o la captura de los jefes de las bandas, sino en la búsqueda de incentivos y alternativas que abran oportunidades a la sociedad.
Pues el segregar o mantener sitios donde la ley es casi imperceptible, sólo permea y agrava la situación.

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